Y cuando las cosas cambian...

...cambian y punto. Y eres alguien nuevo. Y no crees en nada. Y no entiendes nada. Y las cosas que aceleraban tu corazón te parecen una bobada, porque te das cuenta de que lo son... bobadas y mentiras.

Pero... sigues viviendo.Por los demás y por ti. Y a veces te ríes. Y a veces eres feliz. Y queda esperanza. De que todo ese círculo en el papel se rellene con "yo." Y que el círculo sea uniforme, ruede suave, no se quede atascado. Que ese nuevo "yo" siga rodando y rodando y rodando, aunque nunca vuelva a dejar espacio para nada más que "yo" dentro de su círculo. Aunque ya no crea en las medias naranjas - porque las naranjas son biodegradables, se estropean con el tiempo, y si sólo eres media te expones al oxígeno del aire y te pudres mucho más rápido; demasiado rápido.

Mejor coges tu círculo, y te envuelves en tu círculo, y te cubres de una dura piel de naranja. Porosa, para que entren las cosas buenas en dosis moderadas. Muy moderadas. Y que las cosas malas no puedan entrar, a no ser que lo hagan con mucho sigilo y por los poros de atrás. Y ya no te abres más y punto. Por mucho que te tiente una nueva mitad frutal. Porque si te vuelves a abrir tienes que dejar atrás toda esa mitad que tanto te ha costado construir, dejar que se te escape todo el jugo. Y eso no. Otra vez NO.

Esta vez serás una feliz - saludable, vitaminada, dulce y madura - naranja naranjísima, que no se rompe y rueda y rueda y rueda sin desgastarse. La naranja que todos se querrán comer porque saben que no pueden. Y no van a poder por mucho que lo intenten. Y punto.
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